Por Juan José Romero

No quisieron aplicarle una inyección  en el Hospital General Raymundo Abarca

Un verdadero vía crucis es lo que vivió una familia mexiquense en Chilpancingo, luego de que su pequeña hija de apenas dos años enfermó en Chilpancingo.

Dicha familia que pidió el anonimato, narró que desde las 2 de la mañana comenzó su peregrinar en los hospitales de la capital guerrerense para encontrar atención médica, para una bebe de apenas dos años que sufre de una infección en la garganta producto del mal clima.

Su madre a quien llamaremos Olga (no es su verdadero nombre), quien acompañada de su esposo, explico que acudieron al hospital de la Madre y el Niño Guerrerense para que atendieran a su niña, ahí se encontraron con una doctora que los atendió “de mala gana” pues eran las dos de la madrugada y solo porque la bebe llevaba casi 40 grados de temperatura, de otro modo, “no nos hubiera atendido”, dijo la madre.

Señaló la señora “Olga” que en su receta la medico no le indicó la dosis que debía aplicar en una solución inyectable, aun así, acudieron a una farmacia a comprar el medicamento, para aplicar una inyección a su pequeña pues en el hospital no había ni medicamento ni enfermeras ni nadie que pudiera aplicársela.

Una vez con el medicamento en mano, acudieron a la “benemérita” Cruz Roja para que alguna enfermera le aplicara el medicamento, pero se encontraron con la sorpresa de que no había nadie que pudiera brindarles la atención.

“Llegamos, buenas noches, y nadie nos respondió, había un letrero que decía URGENCIAS, y en letras chiquitas, decía que no había ni médico, ni enfermera que los atendiera”, haciendo pasar corajes a la pareja.

Ante la negativa de atención médica decidieron trasladarse al hospital general Raymundo Abarca Alarcón, para eso ya pasaban de las 3 de la madrugada; llegaron al nosocomio con la esperanza de encontrar una enfermera o un médico que pudiera aplicarse la inyección que les habían indicado en el Hospital de la Madre y el Niño Guerrerense.

Ahí, otra sorpresa, les dijeron que en ese hospital (el Raymundo Abarca), no aplicaban ninguna inyección y que fueran a un centro de salud más cercano, pero eran casi las 4 de la madrugada, “a esa hora donde íbamos a encontrar un pinche centro de salud abierto”, dijo enojada la mamá.

“Tuvimos que hablar con unos conocidos para ver si alguna enfermera particular quisiera inyectar a nuestra hija a esas horas de la madrugada, y para nuestra buena surte encontramos a una enfermera que nos dio la atención y la aplico la inyección a mi hija, pero la atención médica aquí deja mucho que desear, y eso que íbamos a estar como en Dinamarca”, exclamó molesta.

A la mañana siguiente la familia partió rumbo a su lugar de origen en el Estado de México para completar la atención para su hija, “mañana mismo llevo a mi bebe a un hospital en Toluca para que recibe atención, pero aquí ya no vuelvo a pararme a un pinche hospital donde no te atienden, pobres guerrerenses”, señaló.

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