Si algo le hace falta a Guerrero son inversiones para desarrollar el gran potencial de sus recursos naturales y de su gente industriosa y trabajadora. Tal como lo ve la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, quien precisó que no debe haber un divorcio entre el gobierno y los empresarios. Más bien “tenemos que trabajar de la mano en una alianza estratégica para el desarrollo económico del estado”.

Así lo dijo al inaugurar en Acapulco el Encuentro de Industriales 2022, el Sur Sureste Mexicano: Desarrollo e Industrialización, organizado por la Confederación Nacional de Cámaras Industriales (Concamin), donde asumió que debe haber una coordinación de esfuerzos entre autoridades e iniciativa privada para el impulso de una alianza estratégica en donde se atiendan los retos pendientes en materia de desarrollo económico y crecimiento del estado y del país.

Porque enfatizó que “no debe de haber un divorcio entre el gobierno y la industria. Tenemos que trabajar de la mano, debe de haber una coordinación y una relación de mucho trabajo, de mucho respeto y siempre mirando por el bien de nuestro querido México y de Guerrero. Porque al final, todas y todos los que estamos aquí, tenemos un mismo fin, que le vaya bien a México, que le vaya bien a nuestro estado”.

El gran interés por las inversiones privadas es un elemento común entre los estados de la región sur sureste, que han quedado rezagados del desarrollo industrial que se ha dado en el centro y norte del país, sobre todo en aquellos ubicados más cerca de la frontera con Estados Unidos. De hecho, los llamados estados más pobres son los que comparten el sur, como Guerrero, Oaxaca y Chiapas, a pesar de sus grandes recursos naturales y de su potencial en materia agrícola, minera, turística, ganadera, artesanal y de producción mezcalera.

Guerrero, en concreto, quedó fuera de los planes de inversión y desarrollo desde la época porfirista, cuando los empresarios extranjeros y sus socios nacionales abandonaron sus planes de invertir en ferrocarriles y minería debido a la “inestabilidad social y política” que era notable en el estado. Desde entonces nuestra entidad quedó fuera de los planes desarrollistas de los gobiernos posrevolucionarios, y sólo al ponerse de moda Acapulco en el turismo internacional en las décadas 50’s y 60’s empezaron a llegar inversiones federales y privadas, que favorecieron también a Taxco por su platería y arquitectura colonial, y posteriormente a Ixtapa-Zihuatanejo, enfocándose los esfuerzos a la industria turística.

En los últimos años ha crecido de forma inusitada el mercado inmobiliario turístico, y empiezan a despuntar inversiones en nuevos destinos costeros, como el de la llamada Riviera Acapulco-San Marcos, en la Costa Chica. Mientras que en el norte de la entidad se explotan minas de oro bajo el régimen de concesión a empresas canadienses, que tienen poco impacto en el desarrollo regional…

Bienvenidos inversionistas, con reglas claras…

De ahí que en la visión del gobierno de Salgado Pineda es de primordial importancia estimular la inversión de capitales privados, toda vez que el otro gran inversor, el gobierno federal, no tiene previsto llevar a cabo obras importantes en Guerrero.

Por ambas razones, la mandataria expresó su interés en establecer una ruta de trabajo, con miras a sentar las bases de una transformación real y de fondo, que impacte positivamente en la vida de los guerrerenses. Destacó el trabajo derivado de la firma del Pacto Oaxaca, en donde se estableció el mecanismo para promover el desarrollo estratégico de la región Sur-Sureste.

Pero advirtió que “no puede haber crecimiento económico sin desarrollo de nuestra familias, sin más y mejores oportunidades para nuestros jóvenes, sin empleos bien remunerados, sin una estrategia que nos permita insertar los productos y servicios guerrerenses en las cadenas de valor nacionales e internacionales, sin infraestructura industrial que nos permita detonar las enormes posibilidades que tiene nuestro estado”.

Con lo que estableció claramente las reglas de lo que su gobierno demanda para cualquier inversión en Guerrero, pues no se vale sacrificar el ingreso ni el nivel de vida de la población local sólo por el hecho de estimular la llegada de capitales, pues de establecerse nuevas empresas, estas deben garantizar empleos de calidad, bien remunerados y que aporten un impacto verdaderamente positivo en la calidad de vida de nuestra gente.

Por su parte, el presidente de Concamin, José Abugaber Andonie compartió el compromiso de los empresarios, para consolidar el proceso de transformación de la región a través de una política industrial con visión de largo plazo, para fortalecer la vocación productiva de la entidad:

“Los industriales de México, la academia, el gobierno federal y los diferentes estados, podemos hacer del Sur-Sureste, una región más competitiva y productiva, que mejore los niveles de calidad de vida de los trabajadores y la población”.

Eso es justamente lo que se espera, y a lo que la política económica de Evelyn Salgado quiere llegar: transformar a Guerrero en un estado de oportunidades, con un mejor nivel de vida que elimine la pobreza y la marginación que viven miles de nuestros paisanos…