Por Juan José Romero
Habría que reconsiderar la propuesta del Ejecutivo federal de cambiar el fentanilo por otros medicamentos para aliviar el dolor, consideró el médico oncólogo, Víctor Hugo Garzón Barrientos.
“Desde el punto de vista de un anestesiólogo, porque hemos dialogado con los compañeros, me refiero al fentanilo médico que aplican ellos en inyecciones cuando un paciente se opera, la evolución de un paciente tratado con analgesia a base de fentanilo anestésico legal médico es realmente una situación que causo un mito, un parteaguas en atención médica en el mundo, si se retirara el fentanilo retrocederíamos un siglo”, indicó.
Dijo que el argumento que hace el gobierno de Estados Unidos en el sentido de que en México se produce en fentanilo, dijo que este opiáceo fue creado en el vecino país, y no en nuestro país ni en países como China a quien responsabilizan de la problemática de consumo entre la población estadounidense.
Señaló además que la producción de fentanilo legal que se produce a nivel global es Estados Unidos, haciendo énfasis en la necesidad de que el fentanilo médico es necesario para un sistema de calidad y calidez en atención a los pacientes, en el manejo quirúrgico.
Puntualizó que el fentanilo médico se divide en dos tipos: los que utilizan los anestesiólogos, que es el inyectable, y el más importante, así como el que utilizan los oncólogos y algologos, que es el fentanilo en parches, “en nuestro país la presentación oral no existe”, remarcó.
Y este esté el problema que tiene Estados Unidos, porque es el que usan los adictos que se reflejan en imágenes de las llamadas ciudades zombis, “que son un verdadero problema de salud allá”, insistió.
Agregó que en México se está a años luz de distancia y que la especificación y las regulaciones para la venta del fentanilo médico dejando en manos de los especialistas de los cuidados médicos, “no considerarlo un tráfico ilícito el uso de estos narcóticos ético, médico y científico es fundamental y no debería ser restringido”.
En el caso de nuestro país, dijo el problema de consumo de esta droga se concentra en algunas entidades del norte del país como Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, y sonora, con al menos 430 casos de acuerdo con la Comisión Nacional de Salud Mental (CONASAMA), haciéndolo un problema local, pero que no tiene esa categoría de un problema de salud pública como si lo tiene Estados Unidos, enfatizó.