Por Jaime Caycedo Turriago

Su editorial descargó sobre Rusia, unilateralmente, toda la responsabilidad de la dramática y compleja crisis actual. Es “la pugnacidad de Putin” aparentemente la causa única que desata la decisión de Suecia y Finlandia de ingresar a la OTAN.

No existe en su análisis ninguna consideración sobre la OTAN en tanto pacto militar que se expande mundialmente —¿frente a cuál enemigo?—, desconociendo acuerdos de reciprocidad establecidos tras la disolución de la URSS y el Pacto de Varsovia.

Occidente ya no tiene ni siquiera el pretexto anticomunista. ¿Por qué ignorar que la OTAN podría instalar su armamento nuclear en las fronteras rusas? ¿Por qué ignorar que la OTAN es el “brazo armado” de EE. UU. en un plan hegemónico, en un mundo donde se está imponiendo un realismo multipolar? ¿Por qué ignorar que Occidente intenta otra polarización, tomando a la República Popular China y a las potencias de Eurasia como el nuevo “enemigo”? Por cierto, EE. UU., Reino Unido y Australia crearon, en 2021, otro pacto militar en el Indo-Pacífico, el AUKUS, que apunta a China, India, Irán, Vietnam, Corea del Norte, etc. Adicionalmente, EE. UU. rodea a Rusia de bases militares.

Estimo que el alinderamiento militar de Finlandia y Suecia en la OTAN es una decisión equivocada que contribuye a agravar las tensiones en Europa. EE. UU. logra enfrentar a Europa con Europa.

La guerra de sanciones económicas contra Rusia tiene un efecto búmeran en puntos claves como el gas y el petróleo para los pueblos de la Unión Europea. Subrayo, además, que todo esto sucede en un contexto de crisis convergentes (económica, climática, energética, de migraciones) que marcan notables capítulos de descontento social antisistémico en la economía mundial capitalista.

El alineamiento incondicional de Colombia con la política exterior de Estados Unidos, incluido su estatus como socio global no miembro de la OTAN, nos ha puesto en posición de inventarnos enemigos que no nos merecemos. Recordemos la guerra de Corea por cuenta de terceros en los años 50 del siglo anterior.

El no alineamiento y la neutralidad han sido posiciones respetables y válidas. Las soluciones políticas y diplomáticas también. La guerra en Ucrania no debió existir nunca y la única salida son los compromisos, el alto al armamentismo y la renuncia a las amenazas y al uso de la fuerza. La paz mundial no provendrá de los alineamientos bélicos tipo OTAN.