Para quienes aún creen que la cultura política en el tricolor ha avanzado, y que la decisión de las “mayorías”, como discursivamente les gusta expresar a los próceres priistas, es respetada, pronto se llevarán un chasco.

No falta mucho para que su militancia se dé cuenta que su poder de decisión está secuestrada por tres bandas cuya intención es repartirse lo  que de este partido queda.

A decir verdad, poco queda, pero estos restos son ambicionados porque representan plurinominales para sus hijos, esposas, amigos y amantes.

Y eso es mejor que nada.

Por eso no les importa recurrir a la rudeza política para hacer a un lado a quien es visto como un estorbo.

El excandidato a gobernador, Mario Moreno, ya no es visto como un activo importante en este partido.

Ha terminado por convertirse en un obstáculo para sus fines y ambiciones grupales.

Estos tres grupos también han decidido impedir que la militancia participe en la elección de su próximo presidente del CDE priista.

Esa militancia a la que recurren y le sonríen cuando de elecciones se trata, en esta ocasión no será tomada en cuenta.

Así que en términos prácticos van a asaltar el poder del PRI en el estado y ya se frotan las manos, pues en sus cabecitas está la idea de que solo es cuestión de trámite para ocupar la dirigencia estatal de su partido.

Solo esperan que el CEN tricolor les dé luz verde con el método de elección, que será con el voto de delegados, mecanismo que les permitirá ungir a quien es factible de ser manipulado y controlado para hacer lo que los representantes de esos tres grupos le ordenen.

Es decir, parece que los priistas recurren a un retroceso histórico, pues cuando la exigencia nacional es tomar en cuenta a la militancia partidista para un tanto quietarse la careta de autoritarios y demagógicos, van a restablecer el conocido método del dedazo por sobre la voluntad de su base electoral.

Nada nuevo por cierto en este partido cuando están acostumbrados violentar los métodos democráticos, cuyo negro historial les ha llevado a perder el poder ante el cansancio de la ciudadanía.

En esta ocasión piensan darle liderazgo a quien no se lo ha ganado en el territorio, de frente a los que simpatizan con este instituto político.