Enfoque Informativo

De acuerdo con el especialista del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, Uberto Salgado Nieto, el aumento en el valor de los productos alimenticios no se había visto en los últimos 21 años

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), aproximadamente 3.7 %de la población mexicana vive inseguridad alimentaria severa.

Sin embargo, si se añade la disminución en la cantidad y calidad, la cifra aumenta a 26%. Es decir, casi una cuarta parte de la población —33 millones de personas, en promedio— enfrenta algún nivel de inseguridad alimentaria por el aumento de precios en los víveres.

Según el especialista del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, Uberto Salgado Nieto, en México la cuestión alimentaria es un fenómeno complejo, puesto que los problemas de países subdesarrollados y de primer mundo, coexisten en un solo territorio.

Un ejemplo de ello es que, a la par que hay elevados niveles de desnutrición y falta de acceso a comida, el país también ocupa los primeros lugares en términos de obesidad y diabetes.

Cabe agregar que de acuerdo con lo señalado por el especilista en Gaceta UNAM, a la problemática se suman los niveles de desigualdad y pobreza que se viven en México.

De hecho, hay una cifra importante de mexicanos que viven en esa condición, puesto que alrededor del 46% de la población, según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, situación que los hace altamente vulnerables a impactos globales del aumento de precios en los alimentos.

Época complicada

En el marco del Día Mundial de la Alimentación, Salgado Nieto señala que este panorama muestra la complejidad del escenario, en un momento en que la sosciedad de adpata a la “nueva normalidad”.

Este contexto puede observar que si bien 2020, cuando se dieron las mayores afectaciones a la economía por las restricciones a la movilidad, se vislumbraba como un año complicado, 2022, con todo el escenario global, se percibe como una época complicada para hablar de seguridad alimentaria a nivel mundial y en México, explicó el experto.

Aunado a ello, si la economía de Estados Unidos entrara en un proceso de recesión, México sufriría un efecto de contagio, lo que profundizaría el problema de inseguridad alimentaria, precisamente por la pérdida de salarios. “Bajo ese contexto, la vía de la recuperación económica sería más complicada y severa de lo que hoy vivimos. De hecho, habría que profundizar las políticas públicas del gobierno actual y echar mano de una estrategia económica distinta a la actual, orientada a impulsar el crecimiento económico de una manera más acelerada”.

El experto resalta que el paquete de medidas contra la inflación y la carestía establecido por el actual gobierno busca otorgar exenciones a la importación de cereales básicos como el maíz, alimento base en la dieta de los mexicanos, a fin de evitar una escalada inflacionaria provocada de manera interna por la insuficiencia en su producción nacional para cubrir la demanda.

Asimismo, se busca generar acuerdos con empresas productoras de harina de maíz para controlar la elevación en el precio de la tortilla y fríjol.

Salgado Nieto plantea que es importante avanzar en las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania, para revertir el proceso inflacionario que genera un efecto dominó con afectaciones a la economía global.

Decremento en la salud

Indica que la FAO manifiesta que el nivel de producción actual de alimentos en el orbe es suficiente para terminar con la hambruna mundial. Sin embargo, el problema es la distribución y acceso a estos. Es decir, existe un sector de la población que, por las condiciones estructurales de la economía como pobreza y desigualdad, está limitado para contar con ellos, situación que también contribuye a mayor desnutrición de estas personas.

De hecho, prosigue, cifras del boletín epidemiológico de 2021 emitido por la Secretaría de Salud, los niveles de desnutrición leve en la población mexicana se incrementaron con respecto a 2020, en 18.8 por ciento. Lo anterior significa que casi una quinta parte padeció esa carencia de 2020 a 2021. En cuanto a la desnutrición grave o extrema, se incrementó en 10.3 por ciento en ese lapso.

En el documento se indica también que esos datos pueden ser incluso superiores, porque los porcentajes están subestimados ya que solo se consideró a la sociedad que acude a los centros de salud.

Entonces, como resultado de la pandemia, la pérdida de empleo, la falta de ingresos que padecíamos a partir de 2020 y ahora estos procesos inflacionarios, limitan cada vez más la posibilidad de adquirir comestibles lo que se muestra en mayores niveles de desnutrición de la población mexicana.

Datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares de 2020 señalan que cerca de 47% de los hogares mexicanos manifestaron preocupación, porque los alimentos no fueran suficientes para la familia. De hecho, 12.7% se quedaron sin comida por falta de ingresos, apunta Uberto Salgado.

El Día Mundial de la Alimentación -que se conmemora el 16 de octubre- es una fecha para recordar la importancia de comer de manera saludable y balanceada, en favor de la salud de los individuos. “Una persona bien alimentada y sana puede absorber de mejor manera los conocimientos”, asevera.

La efeméride fue proclamada en 1979 por la FAO con la finalidad de concientizar a los pueblos del planeta sobre el problema alimentario mundial, y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza. El día coincide con la fecha de la fundación de ese organismo internacional en 1945.

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