Fernando Hinterholzer
“Desde el año 2003 se celebra en todo el mundo el Día Internacional contra la Corrupción, una efeméride creada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con el objetivo de frenar y eliminar en todos los países miembros los actos de corrupción por parte de aquellos hombres y mujeres que se aprovechan de un cargo de poder para enriquecerse a cargo de los demás. Según datos de la misma ONU, cada año se pagan aproximadamente un billón de dólares en sobornos, eso sin contar que se calcula que durante el mismo periodo se suelen robar 2,6 billones de dólares mediante la corrupción, esto implica un total del 5% del producto interior bruto (PIB) mundial”. *Fuente internet ONU.
Las estadísticas y la corrupción por sí misma, son más perjudiciales en los países con menor nivel de desarrollo, en donde los recursos que se pierden son muchas veces mayor a los recursos que se aplican para garantizar un nivel de vida superior a la población. Está demostrado que los hechos de corrupción se incrementan en tiempos de crisis, como sucede hoy en día.
“El índice de percepción de la corrupción (IPC), es una valoración que realiza un grupo de expertos a través de encuestas a la población, para saber la percepción que tiene la gente con respecto a los niveles de corrupción de sus gobernantes o el sector público en general. La escala de evaluación va desde 0 que indicaría un alto nivel de corrupción a 100 que representa muy bajos niveles de corrupción. En el 2018 los países cuyo índice era mayor fueron Dinamarca y Nueva Zelanda con una calificación de 88 y 87 respectivamente, lo que los cataloga como los países más limpios del mundo en cuanto a actos corruptos. En los últimos lugares se encuentran Afganistán, Corea del Norte y Somalia, los tres con una calificación de 8 que los transforma en los países más corruptos del mundo, nuestro país ocupa el lugar 135”. Fuente Transparencia Internacional 2021.
Hace unos días, el 9 de diciembre se conmemoro el Día Internacional contra la Corrupción. La llamada cruzada de la “honestidad valiente” fue un factor clave para ganar la elección y llegar a la presidencia de la república, por parte de López Obrador. Lamentablemente la cruzada durante estos tres años de gobierno ha sido un fracaso mayúsculo. La constante ha sido que en los actos de corrupción estén involucrados miembros del gabinete, que contrariamente a las letanías del sr. presidente, se llenan las bolsas de dinero mal habido. El presunto combate a la corrupción y su falaz argumento de que “ahí está el origen de todos los males en el país” se volvió en el eje de la arenga presidencial, y quedo como manejo ideológico para sus mañaneras. No obstante, servidores públicos de su administración, y cercanos al círculo presidencial y familiares directos, han sido denunciados con pruebas, “de no practicar ni vivir la pureza” que se dicta desde palacio nacional cada mañana. Esta semana que termino, se conoció la investigación sobre el fiscal general de la República, Gertz Manero, y también se supieron las filtraciones sobre la situación patrimonial de Santiago Nieto ex fiscal de la UIF. Sin embargo no podemos omitir los bienes inmobiliarios del director de la CFE, y las casas de la ex secretaria de la Función Pública. Pero también los hijos del presidente han sido mencionados por tráfico de influencias en el programa “Sembrando Vidas”. Otro caso reciente que también muestra la corrupción de la 4T, es la del general Pedro Lohmann, titular de Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), acusado de haber participado en el encubrimiento de la desaparición forzada de tres miembros de una familia, hace 12 años. Lohmann manejó turbiamente la millonaria licitación de 488 ambulancias para el ISSSTE en su cargo anterior. El secretario particular del presidente, Alejandro Esquer fue evidenciado en un video difundido por Latinus en donde depositan miles de pesos, “en una operación carrusel” para evadir las leyes contra la evasión fiscal y el lavado de dinero durante el año 2017.Falsa lucha anticorrupción. La supuesta estrategia anticorrupción de López Obrador es una artimaña para consolidar su autoritario poder. Y por supuesto no desea, ni le interesa afianzar el Sistema Nacional Anti-Corrupción, ni los instrumentos de pesos y contrapesos que necesita la frágil democracia mexicana, ya que esto minaría su capacidad de decidir quién coaccionar, quien perseguir y quién amenazar.
Y en un acto de absoluta ilegalidad, el presidente emite hace semanas un decreto donde utiliza a la “seguridad nacional” para justificar, el no licitar y ni transparentar los contratos multimillonarios para llevar a cabo y asegurar la conclusión de sus inútiles y caros proyectos de infraestructura. Lamentablemente, pierde toda la sociedad y los mexicanos, que tendremos que aguantar a una burocracia corrupta que se enriquece y utilizan sus posiciones para sus afrentas personales. No es la primera vez que se descubren casos de corrupción en la 4T. Más allá de la contradicción, estos actos dan muestra que los mecanismos para la rendición de cuentas del poder se encuentran en niveles muy altos de opacidad e impunidad en la actualidad. Debo insistir y reiterar que además de la inseguridad, el gran fracaso del gobierno de López Obrador será el tema de corrupción. Al finalizar su mandato, la historia no lo recordará como el presidente que combatió, ni siquiera modero la “cultura política de la corrupción”, sino que la utilizo para atacar y encarcelar a sus adversarios y opositores.
ES CUANTO
ADENDDUM: las investigaciones para determinar las causas precisas y las circunstancias que ocasionaron el accidente del camión que transportaba más de 100 migrantes, en su mayoría provenientes de Guatemala, que volcó en la entrada a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas y dejó más de 55 muertos y otros tantos heridos tendrá que determinar porque nunca fue detectada la pesada unidad, por los múltiples retenes y revisiones que hay desde la frontera de la Mesilla en Cd Cuauhtémoc hasta la capital chiapaneca. Hay un gran tufo a corrupción, a mafias de trata de personas y a ineptitud de las autoridades de los tres órdenes de gobierno.