Por Roberto Santos

Un verdadero reto tienen las autoridades policíacas para investigar y detener a quienes liberaron el día de ayer martes al secuestrador detenido en el penal de Coyuca de Catalán.

En el lugar se ven trabajadores de la Fiscalía del Estado, de la Policía del Estado, y de la Sedena investigando los hechos.

Hay que esperar que el resultado sea reintegrar al secuestrador al penal y a quienes le ayudaron.

Esto es una muestra de la existencia de acciones coordinadas de los grupos criminales con sus cómplices que les dan buenos resultados.

No se puede desconocer que por parte de la SSP y la FGE se implementan acciones para reducir los índices delictivos en el estado.

El problema es que mientras unos hacen, otros deshacen.

Es decir, hay quienes se dedican a destruir, secuestrar, violar, robar y asesinar.

Y eso jamás va a desaparecer en la faz del estado ni del país.

Este día miércoles la gobernadora Evelyn Salgado Pineda anuncia un operativo para resguardar y prevenir asaltos a los usuarios de instituciones bancarias durante la entrega de bonos y aguinaldos de fin de año.

También ha arrancado una estrategia de vigilancia de carreteras y centrales de autobuses para cuidar el traslado de los turistas a lugares de esparcimiento, después de que usuarios de la Autopista del Sol fueran víctimas de una banda de asaltantes.

Estos recorridos están a cargo de la Policía Investigadora Ministerial y de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, quienes realizan recorridos en el tramo carretero de las casetas de Palo Blanco y La Venta en la autopista del Sol.

La gobernadora ha sabido reconocer a los integrantes de las corporaciones de seguridad, auxilio y protección, por su dedicación al trabajo, cuidar por el bienestar de los guerrerenses, sobre todo en esta temporada en el que más trabajo tienen para que el resto pueda disfrutar de las fiestas decembrinas con sus familiares.

Es menester insistir en que difícilmente se combatirá el accionar de las bandas criminales si no existe coordinación entre los tres órdenes de gobierno.

Si las bandas se organizan y se coordinan, ¿por qué las instituciones no lo hacen?

Además, es necesario implementar acciones para atender la demanda que la sociedad genera por el consumo de estupefacientes.

Uno de los objetivos de los tres niveles de gobierno debería reducir la dependencia al consumo de estupefacientes.

Esta crisis de salud pública no se ha sabido atender, y por más policías y soldados que circulen por las calles, este fenómeno de las drogas no va a reducir y tampoco la violencia que entraña.

Y si a eso le sumamos la falta de resultados cuando se anuncia que al estado llegaron 600 elementos de la Guardia Nacional, después otros 300 y después 200, pero en lugar de reducir el impacto de la violencia, ésta se incrementa.

Hay quienes señalan el poco accionar de las corporaciones municipales, pero al momento son las más débiles en el eslabón de la cadena de sincronización de instituciones policíacas, ya que al retirarles los recursos necesarios han terminando por debilitarlas.

Por eso cuando les piden accionar, no tienen con qué hacerlo, pues son mínimos en cantidad y en capacidad frente a los grupos criminales.

Lo cierto es que eso no debe servir de justificación alguna.

Al contrario, deberá ser un acicate para que las corporaciones de los tres niveles se coordinen entre ellas para poder dar resultados, donde la Guardia Nacional, Sedena y Marina deberían tener un peso preponderante, y no seguir cada quien por su lado, dando los resultados que todos sabemos.

Está claro que un solo nivel de gobierno no puede con la delincuencia.

Seguir actuando sin coordinación solo beneficia a la delincuencia, al dejarla actuar a sus anchas y con eso ponen en entredicho la capacidad de las corporaciones para detenerlos.

Eso, por supuesto, les da la facilidad para crear terror en la población para volverlos víctimas dóciles para la extorsión.

Si no se previenen delitos en las ciudades como Acapulco y Chilpancingo, la carga de investigación se incrementa ingentemente para la Fiscalía General del Estado, con lo que la vuelven fácil víctima de críticas y señalamientos.

Pero también si, como hemos visto, los rondines y operativos solo recaen en la policía del estado, nunca van a ser suficientes.

Como hemos dicho, no hay regreso al mundo feliz, al de cero violencia y cero muertos.

¿Qué hace falta, entonces? Coordinación y más coordinación, con verdaderas ganas de actuar, libres de corrupción, comprometidos con la sociedad y no con las estructuras de poder, que en algunos casos se han vuelto impedimento para trabajar por el bien de todos.