Por Guillermo Hernández Acosta

La venta de cocos en la vía pública ha incrementado considerablemente.

Las altas temperaturas que no dan tregua en esta región de la Costa Grande obliga a los ciudadanos buscar alternativas para mitigar el calor e hidratarse y una de las opciones es tomar un coco fresco recién “bajado” de la palmera.

En esta zona es muy común observar a la orilla de la carretera a personas adultas, que con machete en mano van cortando la cáscara del coco buscando rápidamente lo más tierno y de ahí abrirlo con la punta de la filosa hoja.

Don Marino, solo ocupa una mesa y la esquina de una céntrica calle de Atoyac de Álvarez para vender está fruta que tiene cientos de propiedades benéficas para el organismo.

Al mismo tiempo, con esta alternativa se genera el emprendimiento de un negocio que ayuda a una familia y se fomenta el comercio local.

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