Enfoque Informativo

Un nuevo campo científico analiza cuándo el calentamiento global producto por la actividad de las personas induce o no eventos puntuales, como olas de calor, sequías e inundaciones.

Un campo emergente de la ciencia climática que analiza los fenómenos meteorológicos extremos está detrás de la afirmación de que las olas de calor sin precedentes que azotan el mundo son resultado del cambio climático inducido por el hombre.

La atribución de eventos extremos examina la huella humana en los desastres relacionados con el clima comparando nuestro mundo actual (y su creciente cantidad de anomalías climáticas) con uno idealizado, donde la influencia humana sobre el clima nunca ocurrió.

Para ello, los investigadores ejecutan programas informáticos conocidos como modelos climáticos que simulan patrones climáticos a lo largo del tiempo, de forma similar a los modelos utilizados para un pronóstico local de siete días. Pero estos recrean el clima a lo largo de décadas o siglos, en lugar de horas o días.

“Lo realmente interesante de los modelos climáticos es que tienes un mundo en una computadora y puedes hacer experimentos con él”, dijo Andrew Pershing, vicepresidente de ciencia de la organización de investigación sin fines de lucro Climate Central. “Y literalmente puedes hacer el experimento de cómo sería este mundo si el calentamiento global nunca hubiera ocurrido”.

La conexión de un clima cambiante con la actividad humana se remonta al trabajo de dos premios Nobel de física, Syukuro Manabe y Klaus Hasselmann, quienes fueron pioneros en el desarrollo de modelos climáticos a partir de la década de 1960. Los modelos climáticos nos ayudan a comprender cómo ha cambiado el clima en el pasado y cómo puede cambiar en el futuro. Resuelven ecuaciones matemáticas que describen cómo interactúan la energía y la materia en diferentes partes del océano, la atmósfera y la tierra.

Los científicos de la atribución utilizan modelos climáticos para reproducir los últimos cientos de años en la Tierra, eliminando todas las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por los humanos. Al contrastar este mundo ficticio con el nuestro, pueden ver si eventos extremos como inundaciones, sequías u olas de frío son diferentes y qué efecto han tenido esas emisiones en nuestro clima.

Por ejemplo, un estudio de atribución realizado en julio encontró que las olas de calor en América del Norte y Europa habrían sido “prácticamente imposibles” en un mundo sin cambio climático.

Si los humanos no hubieran calentado el planeta quemando combustibles fósiles, estas olas de calor todavía se considerarían raras. Pero en realidad, podemos esperar que aparezcan cada 15 años en América del Norte y cada 10 años en Europa, según los científicos de atribución.

También advierten que, si los humanos continúan produciendo emisiones al ritmo actual, las olas de calor se acelerarán hasta llegar a ser cada dos o cinco años, a partir de mediados de la década de 2030.

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