Enfoque Informativo

Dice la leyenda que el dios Quetzalcóatl regaló a los hombres un árbol del que se podía extraer una bebida espumosa que daba una gran energía a quién la bebía, el xocolatl.

La historia de 4.000 años del chocolate comenzó en la antigua Mesoamérica, en lo que hoy es México. Es aquí donde se encontraron las primeras plantas de cacao. Los olmecas, una de las civilizaciones más antiguas de América, fueron los primeros en convertir la planta de cacao en chocolate al moler las semillas, mezclarlas con agua y diversas especias, hierbas y guindillas. El resultado era bebido durante los rituales y usado como medicina.

Siglos después, los mayas elogiaron el chocolate como la «bebida de los dioses». El chocolate maya era un brebaje venerado hecho de semillas de cacao tostadas y molidas mezcladas con chiles, agua y harina de maíz. Los mayas vertían esta mezcla de una olla a otra, creando una bebida espesa y espumosa llamada xocolatl, que significa ‘agua amarga’ en náhuatl.

En el siglo XV, los aztecas usaban granos de cacao como moneda. Creían que el chocolate era un regalo del dios Quetzalcóatl, quien robó el árbol del cacao del paraíso donde vivían los dioses y plantó el pequeño arbusto en Tula. Según cuenta la leyenda, este dios serpiente emplumado le pidió a Tláloc que enviara lluvia a la tierra para que la planta se pudiera alimentar y crecer. Luego visitó a Xochiquetzal, diosa del amor y la belleza, y le pidió que le diera al árbol flores hermosas. Con el tiempo la planta floreció y dio frutos de cacao.

El chocolate llega a Europa

El chocolate endulzado no apareció hasta que los europeos descubrieron las Américas y probaron la cocina nativa. Todo inició cuando el rey azteca Moctezuma recibió al explorador español Hernán Cortés en Tenochtitlán con un banquete que incluía beber chocolate —habiéndolo confundido trágicamente con la deidad reencarnada de Quetzalcóatl en lugar de un invasor conquistador—. El chocolate no convencía en un principio al paladar de los extranjeros —uno lo describía en sus escritos como «bebida amarga para cerdos»—, pero una vez mezclado con miel o azúcar de caña, rápidamente se popularizó en toda España.
Pasados un par de siglos, el chocolate se convertiría en una bebida de moda para la clase alta de toda Europa, donde comenzó a imperar la creencia de que tenía propiedades nutritivas, medicinales e incluso afrodisíacas (se rumorea que a Casanova le gustaba especialmente).

De líquido a sólido

Pero pronto el chocolate pasaría ser algo más que una deliciosa bebida aristocrática, adquiriendo con el tiempo varias formas. La primera de ella nos remonta al siglo XVII.

La historia cuenta que al pastelero de Luis XIV se le ocurrió preparar unas frutas recubiertas de chocolate y ofrecérselas al rey. Al monarca le parecieron especialmente buenas y así lo hizo saber diciendo que estaban «bon bon» (bien, bien), expresión de la que salió el nombre bombón que ahora damos a esas pequeñas porciones de chocolate ya sea puro o relleno de distintos ingredientes.

La siguiente innovación ocurrió en 1828, cuando un químico holandés llamado Coenraad van Houten encontró una forma de hacer chocolate en polvo eliminando aproximadamente la mitad de la grasa natural (manteca de cacao) del licor de chocolate, pulverizando lo que quedaba con una «prensa de cacao» y tratando la mezcla con sales alcalinas para reducir el sabor amargo. Su producto se hizo conocido como «cacao holandés» y consecuentemente condujo al chocolate sólido.

La creación de la primera barra de chocolate moderna se atribuye a la compañía familiar inglesa J. S. Fry & Sons, que en 1847 descubrió que podía hacer una pasta de chocolate moldeable agregando manteca de cacao derretida nuevamente al cacao holandés.

Pero la compañía inglesa no solo fue responsable por la primera barra de chocolate, sino también del primer huevo de Pascua de chocolate. Decorar huevos en Pascua había sido una tradición cristiana popular durante siglos, pero en 1873 los hermanos Fry decidieron crear una versión de chocolate. Luego se fusionaron con una gran empresa de chocolate, que inició la producción en masa de huevos de Pascua en Inglaterra. ¿Cuál era la empresa? Nada menos que el de Cadbury.

El chocolate con leche llegaría al mercado unos años más tarde, iniciado por otro nombre que puede sonar familiar: Nestlé.

En Estados Unidos

En Estados Unidos, el chocolate fue tan valorado durante la Guerra Revolucionaria que se incluyó en las raciones de los soldados y se usó en lugar de los salarios. Si bien la mayoría de nosotros probablemente no nos conformaríamos con un cheque de chocolate en estos días, las estadísticas muestran que el humilde grano de cacao sigue siendo una poderosa fuerza económica.

La fabricación de chocolate es una industria de más de 4 mil millones de dólares en los Estados Unidos, y el estadounidense promedio come al menos media libra de ese producto al mes.

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