Xi’an, la ciudad de los 7.000 guerreros de terracota con sus caballos, acaba de entrar en ‘Modo On’ bajo la estrategia de Covid cero de China: si un nuevo brote va cogiendo forma y amenaza con extenderse, pues se elimina cortando como se hizo hace casi ahora dos años en la entonces desconocida ciudad de Wuhan.

Ahora le ha tocado el turno a Xian, en el norte, que se ha sumado a la lista de grandes ciudades que han sido confinadas por sumar una cantidad de nuevos contagios que en la mayoría de países de Europa serían hasta una buena noticia. Desde el 9 de noviembre, el total de positivos se eleva a 143.

Este miércoles se reportaron 52 nuevos casos. Suficientes para ordenar a los 13 millones de residentes de Xian que se queden en su casa hasta nuevo aviso. Las directrices a seguir son las mismas que se han ido repitiendo en otras muchas ciudades a lo largo de estos dos últimos años.

A partir de la medianoche del jueves, todos los hogares solo pueden “enviar a un miembro del hogar al exterior una vez cada dos días para comprar artículos de primera necesidad”, y a todos los demás se les ordena permanecer en el interior, excepto en casos de emergencia, dijo el Gobierno de la ciudad en un comunicado en su cuenta oficial de Weibo, el Twitter chino.

“Los residentes no deben salir de la ciudad a menos que sea necesario. Aquellos que deseen irse tendrían que proporcionar evidencia de circunstancias especiales y solicitar la aprobación”, apuntaba el escrito.

Las estaciones de autobuses de larga distancia se cerraron y las autoridades establecieron puestos de control en las carreteras que salen de la ciudad. Más del 85% de los vuelos desde y hacia el principal aeropuerto de la ciudad han sido suspendidos. Se han cerrado las escuelas, todas las instalaciones públicas “no esenciales”, y ya han empezado los testeos masivos a los habitantes. Todos pasaran por al menos una prueba PCR.

Desde que se comenzaron a reportar los primeros grandes brotes de coronavirus en la ciudad de Wuhan en enero de 2020, China ha informado 100.544 casos y 4.636 muertes. Actualmente, hay 1.765 contagiados activos. Sus datos de vacunación indican que el 76,3% de su basta población de más de 1.400 millones de personas ya tiene la pauta completa.

Esas son las cifras oficiales en un país que lleva 23 meses sin renunciar a su estrategia de Covid cero, que se resume en la disposición a confinar ciudades con millones de habitantes por un puñado de positivos que se cuentan con los dedos de la mano.

Que se lo pregunten a los que viven en la ciudad sureña de Dongxing, que el martes también ordenó a sus 200.000 residentes que se aislaran en sus casas después de que se detectara un solo caso positivo.

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Wu Zunyou, epidemiólogo jefe del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, estimaba en unas declaraciones recientes que, si China hubiera adoptado un enfoque más flexible en la lucha contra la pandemia, habría tenido más de tres millones de muertos y 260 millones de casos positivos de Covid. Con la llegada de la nueva variante ómicron, que se detectó el primer caso la semana pasada en la ciudad de Tianjin, colindante con Pekín -hace tres semanas, Hong Kong reportó tres positivos con esta variante-, Wu dijo que la política de tolerancia cero va para largo.

“La estricta cuarentena a la entrada a China y la política de tolerancia cero deberían permanecer vigentes hasta al menos la primavera”, opinaba el experto. Aunque en Pekín hablan de alargarla incluso hasta pasado el próximo otoño, después de un trascendental congreso que celebrará el gobernante Partido Comunista Chino.

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