Jorge Laurel González
No existen tierras extrañas. Es el viajero el único que es extraño.
Robert Louis Stevenson. Novelista escocés (1850-1894).
Una primera medida que emprendieron los gobiernos revolucionarios fue la constitución de la Comisión Nacional de Caminos en 1925. Ésta sería la encargada de desarrollar tanto una política de construcción como un sistema federal de carreteras para conectar a todos los estados de la República. De igual manera, estaría a cargo de administrar e implementar los fondos que se destinarían para dicho fin.
Para lograr su cometido la Comisión Nacional de Caminos celebró varios contratos con empresas extranjeras debido a que el país no contaba con los recursos financieros ni técnicos para la construcción de carreteras. Ejemplo de ello será la construcción de un tramo de la carretera México-Acapulco, por parte de la compañía estadounidense Byrne Brothers, en enero de 1927 (Mijares, 2015: 239).
Otras de las peculiaridades de la Comisión Nacional de Caminos, en la construcción de la carretera México-Acapulco, fue el uso de técnicas de petrolizado y asfaltado. Asimismo, se aplicaron otros recursos tecnológicos para la edificación de los últimos kilómetros rumbo al puerto guerrerense. Había una gran piedra que impedía el libre tránsito para lo cual el entonces presidente de México Plutarco Elías Calles accionó por teléfono, desde el Castillo de Chapultepec, el dispositivo que la hizo estallar. Con este hecho quedó unido el trazo vial Acapulco-Taxco-Cuernavaca-Ciudad de México.
Así pues, una fecha significativa en la vida de Acapulco es el 11 de noviembre de 1927 cuando pudieron circular libremente los autos y camiones, para lo cual el representante del gobierno federal firmó ante autoridades de Hacienda y la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas las actas de apertura al tránsito (Gruel, 2015: 11). Un día después de dicho evento llegó a Acapulco el primer automóvil. Con este suceso cambiará la fisonomía y vida del puerto, debido que se incentivó la llegada de visitantes al lugar.
Cabe señalar que a petición de la Comisión Nacional de Caminos el Ingeniero José Benítez elaboró en 1927 una guía histórica y descriptiva de la Carretera México-Acapulco. Dicho documento es interesante por varias cuestiones:
1) Cuenta la historia de la construcción de la Carretera más importante que hasta ese momento contaba México. Asimismo, menciona algunas implicaciones de su edificación cómo por ejemplo, el surgimiento de un asentamiento urbano llamado El Treinta;
2) Brinda información propiamente al turista, pues explica algunos elementos históricos y culturales de cada una de las villas, poblados y rancherías que pasa la carretera. Donde por cierto las iglesias recibieron un mayor tratamiento, aunque también estuvo presente el elemento paisajístico, como el de La cañada de Acahuizotla.
Ello llama la atención, pues da la impresión que desde un principio se contempló que la carretera atraería la llegada de turistas. Así pues, lejos quedaron las descripciones hechas por extranjeros, con fines científicos, que narraban lo que poseía y sucedía en estas tierras;
3) A través de su recorrido en automóvil, el autor explica cuáles son tramos que se deben tomar con cautela; y
4) El texto está acompañado por fotografías, lo cual complementa la información descrita.
Cabe advertir que, con la construcción de la carretera, únicamente se aminoraron las incomodidades de hacer el recorrido, así como también hubo una disminución en el tiempo empleado. En ese momento se destinaban 36 horas para hacer el trayecto.
Además, en muchos tramos de la carrera sólo cabía un auto, y si por desgracia transitaba otro en sentido contrario, muchas veces se jugaban volados para ver quien tenía que ceder el paso.
Pero como bien lo señala José Benítez (1928: 166 y 167) cuando el turista llegaba a Acapulco recibe la recompensa de todas sus fatigas al mirar la espléndida bahía del puerto, la segunda del mundo por su belleza natural. ¿Cuál pensaría José Benítez que era la primera?
Se debe señalar que después de inaugurada la obra surgieron otros problemas, sobre todo respecto a los relacionados con la construcción de diferentes puentes, recuérdese que el camino en estudio lo atraviesan varios ríos. Pero con su construcción se venció uno de los obstáculos más adversos que tenía dicho trayecto. El puente de Mezcala, que fue construido en el año 1931. Y aquí obviamente nos surge la pregunta ¿cómo el automovilista cruzaba el río si la carretera se inauguró en 1927? A lo cual responde José Benítez (1928: 143)
El chalán, atado como galeote al cable que va de orilla a orilla de la corriente, recibe sobre su cubierta a los autos y pasajeros, y lentamente, perezosamente, los translada (sic) de una a la otra ribera para que en cualquier sentido que tengan que continuar su camino, sea siempre ascendiendo, sea siempre buscando climas menos ardientes.
Así pues, la fecha de 1927 marcó el libre tránsito del automóvil de México y Acapulco y viceversa, pero en el transcurso de los siguientes años continuó la construcción de más obras en la misma vía terrestre. Al respecto, Juan Andrew Almazán, quien fue Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas en la administración de Pascual Ortiz Rubio (1930-1932) refiere:
…bueno, la carretera se estuvo trabajando desde que vinimos con Ortiz Rubio acá; estaba recién abierta —un año o dos antes la había abierto el general Calles, presidente de la República — y fue avanzando, fue perfeccionándose. Le hicieron pavimento en el periodo de Alemán. Luego, en tiempo de Ruíz Cortines, la mejoraron bastante; la enderezaron, quitaron curvas.
El general Juan Andrew Almazán, fue un guerrerense (nativo de Olinalá) que intentó ser presidente de México, compitiendo electoralmente, bajo las siglas del PAN, contra Manuel Ávila Camacho, en 1940. No tuvo posibilidades. La carretera siguió mejorándose poco a poco, finalmente Juntos Logramos Generar: Propuestas y Soluciones.
JLG.