Enfoque Informativo

Hace un par de meses se publicó un artículo titulado “somos realmente malos entendiendo a los gatos” en el que repasábamos un estudio donde un grupo de voluntarios debía visionar unos vídeos y decidir qué actitud, positiva o negativa, adoptaban varios gatos.

Con un pobre 59% de acierto (solo un poco más alto que si las elecciones se hubieran realizado al azar), los datos del estudio no nos dejan en muy buen lugar y ya sea porque no se nos da bien o porque los gatos son inescrutables, resulta que no somos muy buenos entendiendo las expresiones de nuestras propias mascotas. Una de las razones podría ser que somos muy antropocéntricos al interpretar sus acciones, cuando en muchos casos ni siquiera se refieren a nosotros.

Quizá por eso solemos hablar de que los “gatos son muy independientes”, cuando la verdad podría ser que no les importamos demasiado. Este es, precisamente, el punto de partida de un curioso estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Kyoto en colaboración con la Sociedad Japonesa para la Promoción de la Ciencia, con el que pretendían entender cómo se comportan los gatos cuando sus dueños están pasando por un mal momento…

Curiosamente este mismo estudio ya se había realizado con perros en el año 2015, pero el comportamiento de los gatos ante situaciones similares ha resultado ser muy diferente del que mostraron las mascotas caninas. Los investigadores concluyeron que “al contrario de los perros (que se mantienen alejados de aquellos que tratan mal a sus dueños), a los gatos no parece importarles lo más mínimo cómo otras personas tratan a sus dueños.

El experimento se realizó con 36 gatos domésticos, a los que se presentaban tres personas sentadas en fila: su dueño, que sostenía un recipiente con tapa y una persona a cada lado. El dueño de la mascota intenta abrir el recipiente pero no puede y pide ayuda a las personas que tiene a su lado. Estos acompañantes podían ayudar o negarse a ayudar al dueño de la mascota y, en el estudio de 2015, se comprobó que los perros eran más propensos a evitar a las personas que elegían no ayudar a sus dueños, lo que indica que pueden interpretar y evaluar el comportamiento de las personas.

Sin embargo, el estudio más reciente (2021) realizado con gatos arrojó resultados muy diferentes. Los investigadores repitieron el proceso hasta cuatro veces para cada gato, cambiando aleatoriamente los roles y posiciones de los acompañantes y las conclusiones muestran que “los gatos tienden a acurrucarse y aceptar comida tanto de las personas que brindan ayuda a sus dueños como de aquellos que se negaron a ayudarles”. En resumen: a los gatos no les importó comer de aquellos que no fueron amables con sus dueños.

Uno de los criterios clave que las personas utilizamos para evaluar a los demás es la interacción con terceros. Desde hace tiempo sabemos que esta evaluación social no es única del ser humano sino que existen otras especies que también la utilizan para sus propias interacciones. Los perros son muy similares a nosotros en este aspecto, sin embargo los gatos no parecen tener en cuenta esas acciones y, como parece indicar este estudio, no tienen ningún problema en interactuar con personas que han tratado mal a sus propios dueños.

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