Enfoque Informativo
En un clima de creciente frustración y demandas urgentes, habitantes y prestadores de servicios turísticos de Puerto Marqués sostuvieron este martes una intensa reunión con autoridades de los tres niveles de gobierno para discutir el futuro del sistema de transporte marítimo Marinabús.
Sin embargo, tras más de tres horas de diálogo, la mesa de trabajo concluyó sin avances concretos, dejando el muelle bloqueado y el proyecto en vilo. Los marquesanos exigen el cumplimiento de promesas pendientes, mientras las autoridades federales insisten en que se trata de un sabotaje político orquestado por opositores.
El Conflicto que paraliza el Marinabús
El Marinabús, impulsado por la Secretaría de Marina (Semar) y el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), representa una apuesta clave para la reconstrucción de Acapulco tras los devastadores huracanes Otis y John.
Este servicio de transporte acuático busca conectar el Zócalo de Acapulco con la bahía de Puerto Marqués en la zona Diamante, ofreciendo un recorrido rápido, seguro y sustentable de aproximadamente 20 minutos.
Con capacidad para 150 pasajeros, la embarcación promete revitalizar el turismo local, generar empleo y mejorar la movilidad en una región donde la infraestructura vial aún arrastra secuelas de los desastres naturales.
Sin embargo, el proyecto ha enfrentado resistencia desde su anuncio. El 31 de octubre, apenas horas antes de su inauguración oficial, pobladores de Puerto Marqués bloquearon el muelle con lanchas y motos acuáticas, impidiendo el atraque de la embarcación.
La protesta, que ya suma más de 96 horas de manifestación pacífica, se centra en la percepción de abandono por parte de las autoridades. Los habitantes denuncian que, a pesar de múltiples convocatorias, no han recibido respuestas ni avances en obras básicas como la reparación de la cinta asfáltica, la instalación de luminarias, la rehabilitación de la planta de tratamiento de aguas residuales y el desazolve de drenajes colapsados.
«Queremos que el muelle siga siendo público y que las obras prometidas se cumplan. Solo pedimos que las autoridades firmen un compromiso real», declaró Martín Carmona Salinas, comisario de Puerto Marqués, durante una conferencia de prensa improvisada en el lugar del bloqueo.
Los manifestantes también reclaman su inclusión en los proyectos de Fonatur y el saneamiento integral de la Laguna Negra, un sitio de alto potencial ecológico y turístico que permanece en condiciones precarias.
Diálogos sin resolución
La reunión de este 4 de noviembre, celebrada en las instalaciones del gobierno estatal, reunió a representantes de Semar, Fonatur, la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Estado de Guerrero (Capaseg), así como funcionarios municipales y estatales.
Del lado comunitario, asistieron líderes de prestadores de servicios náuticos y turísticos, junto con el comisario Carmona. El objetivo era claro: desbloquear el muelle y permitir la operación del Marinabús, a cambio de compromisos firmes en materia de infraestructura.
Tras un debate acalorado, las partes acordaron programar una segunda sesión en los próximos días, donde se firmará una minuta de acuerdos vinculantes. No obstante, la falta de consensos inmediatos ha profundizado la desconfianza. «No hubo avances porque las autoridades no trajeron propuestas concretas.
Seguiremos en plantón hasta que veamos acciones reales», señaló un representante de los lancheros, quien prefirió el anonimato por temor a represalias.
El director de Fonatur, Sebastián Ramírez Mendoza, quien calificó las protestas de «politiquería» orquestada por líderes del PAN y Movimiento Ciudadano (MC). «Ningún proyecto será suficiente mientras las heridas sociales sigan abiertas, pero esto parece un intento de sabotaje», afirmó el funcionario.
Incluso la senadora Beatriz Mojica Morga intervino públicamente, haciendo un llamado a frenar el «sabotaje político» de grupos vinculados al PAN y PRI, y defendiendo el Marinabús como un emblema de la recuperación de Acapulco.
Voces del sector turístico y riesgos económicos
El bloqueo no solo afecta a los manifestantes, sino a toda la cadena turística de Acapulco. Líderes hoteleros, como los de la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Acapulco (AHETA), expresaron preocupación por la imagen del destino.
«Frenar el Marinabús podría hacer que Fonatur se canse y lleve la inversión a Veracruz. Acapulco no puede permitirse verse como un lugar en contra del progreso», advirtió un directivo de la asociación.
Mientras tanto, prestadores de servicios en la bahía de Santa Lucía lograron acuerdos paralelos con el gobierno estatal para regularizar concesiones y mejorar playas, suspendiendo sus propias protestas.
En Puerto Marqués, el impacto es directo: lanchas turísticas permanecen inactivas, y familias dependientes del turismo náutico ven amenazados sus ingresos. «Esto no es contra el progreso, es por justicia. Sin drenaje ni luz, ¿cómo recibimos turistas?», cuestiona Rafael Cisneros, excomisario del poblado.
¿Hacia un acuerdo o escalada?
La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, ha sido invocada por los marquesanos como mediadora clave para intervenir ante el gobierno federal. Mientras tanto, el Marinabús permanece atracado en la terminal del Jardín del Puerto, inactivo y como rehén de un conflicto que trasciende lo local.
La presidenta Claudia Sheinbaum, quien abanderó el proyecto como símbolo de un «Acapulco vivo y lleno de futuro», enfrenta ahora el desafío de equilibrar el desarrollo con las demandas sociales.
La próxima reunión podría ser decisiva. Si no se firman compromisos tangibles, el bloqueo indefinido anunciado por los habitantes podría extenderse, afectando no solo la economía local, sino la narrativa de reconstrucción nacional.











