Por Guillermo Hernández Acosta
El oficio de afilador poco a poco se ha ido acabando, cada día es más complicado ver a estás personas andar por las calles de los poblados, sin embargo hay quienes se resisten a dejarlo.
Tal es el caso del señor Juan Romero Gómez quién desde los 18 años acompañaba a su padre por las calles de Atoyac lugar de donde es originario, contó, que la necesidad lo obligó también a aprender el oficio de albañil sin embargo cuando no tiene trabajo saca su piedra o esmeril y lo monta en una estructura de fierro que mando construir y con un pedal de madera coloca el cuchillo y comienza su trabajo.
Su trabajo, no solo se centra en los domicilios si no también en los mercados, negocios como carnicerías, expendios de pollo y fondas es donde solicitan sus servicios, «por eso venimos desde Atoyac porque aquí en Tecpan tenemos buenos clientes y lo que cobramos es bastante barato» dijo.
Señaló que el costo varía de acuerdo al tamaño de la hoja a afiliar y oscila entre los 20 a 25 pesos por pieza y en ocasiones un poco menos.
Su instrumento de trabajo fue diseñado por el mismo y contrario a los primeros que la rueda la elaboraban de madera decidió construirla totalmente de fierro cubierta de caucho para soportar el andar entre calle y calle.