Por Cindy A. Morales Castillo
La idea de un periodismo centralista ha sido un error que nuestro oficio no para de cometer. No solo muestra una superioridad infundada, sino que sistemáticamente ha borrado los sentires de nuestros territorios y, de paso, se ha convertido en un poder terrible: el hablar en nombre de otros.
La idea de un periodismo centralista ha sido un error que nuestro oficio no para de cometer. No solo muestra una superioridad infundada, sino que sistemáticamente ha borrado los sentires de nuestros territorios y, de paso, se ha convertido en un poder terrible: el hablar en nombre de otros.
Para quienes fuimos parte de esta separata que ustedes hoy leen, la clave principal de nuestra tarea fue trabajar en conjunto. Lo primero que hicimos fue un taller en el que los y las periodistas pudimos tener una clase sobre verificación de datos, una vertiente del periodismo que está en auge y que, sin duda, nos ayuda a combatir la desinformación.
Después de ello, nos reunimos en un consejo de redacción. Hombro a hombro periodistas de varias zonas determinamos los temas más silenciados que podíamos poner en la agenda nacional, escogimos los enfoques, recorrimos carreteras, hicimos entrevistas y a cuatro o más manos escribimos estos textos con temáticas variadas.
En ese camino también hablamos de sus iniciativas de paz y muestras culturales. Tal como me dijeron varias veces en Guaviare: “Aquí no todo es coca”. Por ejemplo, Vanessa Pinzón, del colectivo Maloca Joven, nos contó sobre ‘La Revolucionaria’, una biblioteca creada por excombatientes del ETCR Las Colinas, y José Manuel González y Gustavo Hitscherich, de Caminantr3s, sobre el programa con el que habitantes de San José, El Retorno y Calamar aprendieron a usar la fotografía y el video para difundir sus historias.
En un mundo tan conectado (y por ello tan disperso), le apostamos de nuevo al papel. Por eso esta separata, que circula hoy de manera gratuita, también llegará sin costo al Guaviare. Esperamos que sea un trabajo que pase de mano en mano y que ayude a dejar el silencio informativo de algunas regiones. También tendremos la versión web que podrán encontrar en la página.
Creemos firmemente en que este trabajo de coproducción -que también tuvo el apoyo de cooperación internacional- no solo nos dio un aprendizaje mutuo, sino que le aporta al periodismo y lo convierte en lo que debería ser su principal acción: tener una potencia transformadora para todos y todas.
En otras palabras, debería ser el espejo donde nos reconozcamos, donde distingamos lo malo y lo bueno, lo bello y lo hermoso de nosotros mismos, y de lo que construimos como sociedad. Y si eso es un sueño lejano, al menos que deje de excluir.