Este martes se celebra en México el Día de la Libertad de Expresión. Si bien fue una creación de hace más de medio siglo, en los tiempos en que los gobernantes convivían con la llamada “prensa grande” y ambas partes aprovechaban para renovar acuerdos y en muchos casos complicidades, hoy la conmemoración es muy distinta: los gobiernos ya no organizan convivios ni “premian” a nadie. Hoy, la celebración es por entero patrimonio de los periodistas y de la sociedad.

La libertad de expresión es un derecho humano que deviene del derecho natural. Es una de las formas de expresión que nos definen en estos tiempos, porque lo que antes era patrimonio y demanda de la prensa, hoy es una práctica común que comparte la sociedad, sobre todo en las redes sociales de internet que se han mantenido libres de toda regulación e intervención gubernamental.

Y para valorarla, ahí está el caso de China, donde el gobierno controla todo el flujo de datos en internet con una empresa gubernamental que además detecta y lleva a la detención de disidentes al gobierno y los valores del Partido Comunista Chino. O el caso de la prensa mexicana, que desde el siglo XIX sufrió en diversas etapas persecuciones, encarcelamientos, destierros y hasta el homicidio de periodistas. Hoy, sin embargo, en diversos estados y por parte de grupos criminales se atenta contra reporteros y editores, haciendo que el periodismo se convierta en una profesión de alto riesgo.

Pero ese no es el caso de Guerrero. Ciudadanos y periodistas publican noticias y opiniones con toda libertad en internet; y la tortuosa relación que existió hasta hace unos años de conflicto entre gobiernos y medios de comunicación ha desaparecido en periódicos y noticieros de radio y televisión.

En el medio periodístico hay consenso de que la crítica y la denuncia se pueden ejercer como parte de la labor fiscalizadora de la prensa, y no se ejercen mayores presiones contra los autores de notas, reportajes y hasta libelos. La libertad de expresión y la de prensa son efectivas y el gobierno de Evelyn Salgado Pineda ha demostrado pleno respeto y vocación política para garantizar que nadie desde el poder se atreva a tomar represalias por una denuncia pública.

Más aún, porque la libertad de expresión debe ir acompañada siempre de que se garantice el derecho a la información por parte de las autoridades, y que estas actúen con transparencia y rindan cuentas como establece la ley.

Esos cuatro conceptos están siendo garantizados por la gobernadora Salgado, porque ya sea en entrevistas, en actos públicos, en sus páginas oficiales de internet y en sus informes o conferencias de prensa, la información oficial fluye libremente.

Es el caso, por ejemplo, de los informes pormenorizados que rinden cada semana en conferencias de prensa el director General de Comunicación Social, René Posselt Aguirre, y el vocero de la Mesa de Coordinación para la Construcción de Paz en el estado, Randy Suástegui Cebrero en materia de seguridad pública, uno de los temas que más interesan a la población.

De ahí que se garantiza el derecho a la información de la ciudadanía y se rinden cuentas con plena transparencia, como podemos dar fe quienes nos dedicamos a la investigación, fiscalización y difusión del quehacer de los titulares de los poderes del estado.

Por eso hoy podemos afirmar que la libertad de expresión está garantizada en Guerrero, que la libertad de prensa es posible, y que podemos acceder a la información gubernamental hasta el límite que las leyes establecen en asuntos de confidencialidad oficial y seguridad nacional.

Y aunque hay temas y personajes oscuros que constituyen un riesgo latente y aislado para informadores y denunciantes ante casos delincuenciales fuera del control gubernamental, la mayor parte de la información fluye libremente y se difunde sin que nadie la obstruya en estos tiempos de libertad de expresión…